NOCHES DE DURO INVIERNO

Noches de inmenso frío. Días y noches sin diferencias entre uno y
otra; sólo frío, imperturbable, reconocible, omnisciente, omnipresente
inimaginable frío que cala hasta los huesos más pequeños, que pálido
al más blanco de todos los blancos, frio que blanquea negros y
paraliza perros. Frío artero y traidor por todas partes se cuela, sin
permiso, sin dejarse oír, silencioso, usurero, traicionero, por todas
partes frío, en las montañas, en los mares. Noches de chocolate
caliente, días sin sol y de aguardiente y poder calentar la sangre en
peligro de congelarse. Noches de muerte segura para aquellos a
quienes encuentra desprevenidos caminando solitarios rumbo a casa o
encerrados en un auto bajo la nieve . Si lo deja encendido y cerrado
puede y morirá de asfixia, si lo abandona corre también peligros
muchos si se halla lejos de un refugio conocido.

Noches y días cuando el motor del auto no arranca porque no puede,
se han congelados agua, aceite y los limpiaparabrisas han quedado
estáticos, inútiles, inalterados. Adentro todo tibio y luz
brillante. Fuera todo blanco, tierra y cielo blancos. Un blanco que
enceguece, y un silencio enorme que ensordece. No hay horizonte
distinguible y el mundo convirtióse en una gigantesca bola de nieve.

Noches de rudo invierno. Noches de brujas volando por los cielos
rumbo al aquelarre – el cual tendrá lugar en el claro más grande del
bosque más enorme.

Pero el Invierno es un abuelo sumamente amable con sus nietos,
quienes son todos los chicos del mundo. Para todos ellos el Abuelo
invierno les tiene preparada una hermosa sorpresa. Una mañana
cualquiera del mes cumbre del invierno. Después de la última nevada
amanece un día prodigioso, soleado, alegre. Caras risueñas de adultos
y de chicos. Hay música navideña en el aire tibio de la mañana y un
enjambre de chicos se deslizan por la nieve a bordo de cualquier cosa
que ruede. La nieve es ahora un colchón de blandas plumas que
acarician los cuerpos.

Nadie lo ve porque el no se deja ver, está como escondido detrás
de un manzano, Está cuidando sus nietos. Es el Abuelo Invierno
siempre pendiente, siempre vigilante.

Un transeúnte quien por allí pasaba, mientras recogía su sombrero
derribado por certero disparo de una bola de nieve preguntó
interesado: Cómo sabe usted todo eso? Ha estado allá, por un acaso ya
negado? Está usted mintiendo?

No. No. Contesté sonriendo, sucede aquí y ahora, He traído a mis
nietos al Parque a jugar en la nieve!

Varios caminantes habíanse detenido a contemplar el
espectáculo. Especialmente una figura blanca, cabeza redonda blanca,
tórax redondo algo más grande, abdomen así mismo redondo y aún un
poco más grande. No tenía extremidades superiores ni inferiores.
Parece hecho de nieve, dijo uno. Sí, dijo otro, es un muñeco hecho de
nieve! Qué maravilla!

El comentario final fué hecho por un pájaro grande parecido a un
cuervo, retrasado en su viaje anual a tierra más cálidas: Este es
el comienzo de una bella tradición navideña.

Bien, este es el cuento que quería contarles a ustedes
hoy, queridos nietos, Ahora, salgan al patio y construyan un gran
muñeco de nieve.

Todavía al cabo del tienpo puede oírse la algaravía de los
chicos cuando juegan.

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