Quien te perdona es quien te quiere. Aférrate a
su perdón y vivirás por siempre.
Quien no te perdone, quiere tu muerte. Huye de ella, y serás salvo.
Perdona tú a quienes te ofenden – gánaras la paz, y la paz es lo que vende.
No hagas caso de palabras sucias. No ensucies el agua clara de tus pensamientos.
Oye lo que tus enemigos te digan. Puede ser que te digan la verdad, y
eso es lo que debes buscar y que mereces.
Deja pasar al apurado que viene detrás tuyo y casi te atropella.
Hallará pronto la muerte, es lo seguro. Tú seguirás el camino,
acompasado, te espera la felicidad, sin tanto apuro.
No pases por encima de otra vida, puede esta ser la tuya y asá la
tendras perdida.
No hables mal de la gente. No lo merecen, es tiempo perdido. Habla bien
de todos, lo tienen merecido aunque sea por el solo hecho de estar
vivos.
Mira con piedad infinita al pobre, al mendigo, al desvalido. Tiéndeles
la mano y sácalos del limo del olvido. Ganarás el cielo para ellos,
para tí el recuerdo y el desolvido.