El Director de Orquesta

Ese hombre taciturno, casi disminuído
con aspecto de ser analfabeta
es el más grande director de orquesta
que el mundo haya visto con sorpresa.

El dirige una gran orquesta imaginaria
en un gran teatro que no existe
ante un enorme auditorio invisible.
Cuando lo veas mover sus brazos

está moviendo la batuta con el ritmo
adecuado a la sinfonía que ejecuta;
pero esta suena solamente en su cabeza
nadie más la oye, es inaudible.

Cuando veas que detiene el movimiento
de sus brazos e inclina la cabeza
es que ha terminado de ejecutar la sinfonía
obra maestra del autor y su mentira

Está agradeciendo al auditorio, invisible
como era, sus aplausos entusiastas y los
cuales tampoco se oyen sino en su cabeza
Abandona la sala imaginaria altivo

y con presteza, y se hace conducir con una escolta
hasta su domicilio que le queda cerca,
en la misma habitación donde se encuentra
y se queda mirando la fresca noche

que le aclara la mística cabeza.
Es tal su fama de artista consagrado
que ha sido contratado por las más grandes
orquestas, tales como la de Leningrado

Así cuando no lo veas en su casa
es que está de viaje en la casa
de al lado, donde dirige la gran orquesta
que lo ha contratado, la de Leningrado.

Qué dices? Que está loco? No, es el más cuerdo
de toda la cuerda de locos que han pasado
por el manicomio situado aquí al lado
y si lo está, es el más brillante loco

que conozco en el tiempo que llevo de casado.
Dicho esto nos fuimos,el loco y yo a los cuarteles
de invierno, hasta que llegue el próximo verano
en que volveremos a dirigir en Leningrado.

La Despedida

Hay visitas que son de despedida; el amigo de tu vida
que hace tiempo no ves, te llama que vendrá de visita
para conversar de los viejos tiempos, de las cosas
compartidas; de los que estudiaron con ellos en la plaza

Bolivar; de las cosas hermosas ya pasadas
sin esperanza de que vuelvan algún día; de las horas
hermosas idas, de las horas que se fueron para no
volver algún día. Te acuerdas de la mujer aquella

que a los dos nos hacía fiestecitas, pensando
que ninguno de nosotros lo sabía? Te acuerdas
que a tí no te podían ordenar nada porque
tu no lo cumplías? Y una sonrisita medio cómplice

nos cruzaba la cara sin medida. Hay visitas para decirte
adiós porque te mueres. Así es la vida. Pero yo preferiría
que no me digas adiós, prefiero irme sin despedirme
amigo mío, y que no te vuelva a ver sin que lo digas.

Adiós amigo mío. Hasta siempre. Nos volveremos a ver
aunque no quieras, en algún sitio de misterioso asiento
donde no habrá sino paz y sentimiento de haber vivido
como lo ordenan de Dios los mandamientos.

Adiós, adiós. Un pañuelo se agita al viento
cuando sales de mi casa después de la visita
Y una inmensa sonrisa cruza el firmamento
hasta donde nuestras almas la divisan.

Adiós, querido amigo, que tu muerte sea leve
leve como el viento que nos acaricia la cara
en el momento de nuestra despedida. La vida
nos fué grata, la muerte también. No te olvidarías?