OF BEING ALONE

No matter how many times you have been surrounded by people, in a
moment you feel the great necessity: being alone, Then you run, from
the place you are at to another one, where you can be all by yourself,
you seat at an imaginary garden and hear the music: it’s Mozart, again
Mozart always Mozart, forever and ever Mozart. There, in that mystic
place you see again the beautiful face of the woman you once loved
very much, and wishes to see her again, even if it is for only once
more. An you feel as you have not felt before, the pain for lost
love’s labours.

Being alone is not the same as feeling alone. Feeling
alone or lonesome, can be tolerated well enough; the other, may be
yes, maybe not. Feeling alone in the street, you enter a commercial
center, and instantly the heat of so many bodies overwhelms you. If
you don’t know what loneliness really is, go to a train station and
watch the train go away. Then, look to your surroundings and see the
faces around you. Then you’ll know exactly what being alone means,
and the sensation of death impregnating the air youŕe breathing.

So, my dear old friend and occasional reader, next time you feel
alone because you were left alone at your house watching for possible
thieves, do yourself a big favor: go out of the house, walk to the
café next corner, there you surely will find a nice hirl your age –
she happens to live next door to you, ask her if you can sit there,
right near her. She would say yes, you can. Then you start talking,
In a while you’ll be lovers, right away, there and then and at the
table. Yes? Can it happen that way? Of course not – but what the hell,
to dream cost nothing.

Let us all dream the impossible dream, the dream of love fulfilled.

A LA HORA SEÑALADA

Cuando la hora señalada llegue, estaré ya preparado con la suficiente
antelación y desenfado: el equipaje listo, la casa cerrada, el pasaje
comprado – y esperaré comodamente sentado en amplio sillón de cuero,
estación de trenes de la línea El Encanto.. Habré cerrado ya todas las
cuentas bancarias, el saldo remanente a la caridad publica. Los
muebles y enseres domésticos al Hogar para Ancianos, adonde irá mi
distinguida esposa después de mi partida. Los libros a la Biblioteca
Pública fundada por mí en mi pueblo, la colección de discos a la
Universidad de mis años juveniles, Mis viejos amores, a la memoria
distinguida de los próximos albures. Mis amores actuales, al olvido.
Los que vendrán, al desolvido inmerecido, Mis trajes al ropavejero,
con el producto, comprar un velón y nunca encenderlo, así durará la
eternidad que no merezco. Mi viejo auto, el carromato, pónganlo de
lápida en mi tumba. No estaré ahí, ya vuelto polvo volveré a los
vientos y jugaré con ellos de nuevo al Escondite de mis tiempos infantiles.

Mis títulos, condecoraciones, recomendaciones, menciones honoríficas,
al horno de destruccion documental, cenizas al río de mi pueblo, pues
de allí salió mi determinación de ser alguien y quizás lo fuí, pero
seguro no estoy de ello. Mis obras escritas, recibirán al fin el honor
de ser editadas y colocadas en los anaqueles de librerías públicas, y
al no ser vendido ninguno de los ejemplares, serán quemados todos
menos uno, el cual, convertido en incunable, será vendido al mejor
postor y el producto, a un Fondo para escritores Jóvenes con sede
también en mi pueblo. Mi gata, gozará de una pension hasta su muerte,
cuando a la hora señalada será incinerada y sus cenizas esparcidas
en el jardín de mi casa.

Ahora viene lo que en verdad es importante. Mi casa será
transformada en Museo. Los titulos que no obtuve colgados en sus
paredes: el Master of Science de la Universidad de Harvard, el PhD
de Yale, el Honoris Causa de Oxford, el Premio Nacional de Literatura,
el Mención Especial de la Editorial Alfaguara, la Orden del Libertador en
categoria de Medalla de Oro y Diploma en Bronce. Puede que me olvide
de alguno, pero ya alguien los mencionará entre los inmerecidos que no
me concedieron y de inmediato aparecerán en el aire y colgados de
clavos herrumbrados.

El Museo no tendra nombre: en el frontispicio, la palabra en
letras griegas “AntiMuseum” y en el peristilo de la entrada tres
grandiosas estatuas: al centro, la de la Venus de Samotracia, a los
lados, la Venus de Milo y la Venus Afrodita. Nada en ese Museo
llevará mi nombre, nadie sabrá nunca de qué ni de quién se trata. A
la hora señalada , me reclinaré en el reclinatorium, y mi dulce
desconocida me ofrecera el caliz de la amargura que contiene la
cicuta, Mi cuerpo quedará in situ, sus cenizas al viento de la tarde.

Y un día por allá por el quinto milenio, correrá la leyenda de un
poeta que murió por ella.

LA APARICION DE UN POETA

Recuerdo bien el día, pero no la ocasión ni la fecha, cuando mi amigo
íntimo de toda la vida, sentados ambos en el café de la esquina
cercana a nuestras casas, me dijo, como avergonzado, He decidido ayer
ser poeta, y ya escribí estos versos, a la Raquel, sabes, la muchacha
que a los dos nos tiene sorbido el seso. Y pienso que éstos sirvan
para decidirla, de una vez por todas, quién de los dos quedará con
sus besos. Y diciéndolo y haciéndolo, me pasó la hoja donde escritos
estaban los dichosos versos. Los leí, más por curiosidad que por otra
razon oculta, y la sorpresa me golpeó la cara: rima perfecta, ideas
claras, poesía clásica de la Edad Media española. Debió ver en mi
expresión la aprobación absoluta que buscaba, y tomando el papel en
sus manos, me dijo: las llevaré y entregaré ahora mismo! Y casi se
levanta. Le dije, no la encontrarás, aún está en el Liceo. No preguntó
cómo lo sabía yo, sólo sentose de nuevo – y respiré profundamente,
quizás para digerir lo que había escuchado: Quizás ya perdí la partida
y no me había dado cuenta! Aún no, le dije, no ha decidido nada, pero
ninguna mujer resiste la belleza de un poema dedicado a ella.

Pero, aprovechemos esta brecha antes que ella salga de clases
para decirte algo que te interesará mucho. Uno no escoge ni decide ser
poeta, uno un día descubre que lo es, pero es un hecho independiente
de tí mismo, no tiene explicacion racional. Sucede, está allí,
oculto, y de pronto es un manantial abierto de versos como flores,
indetenible. Una vez que la fuente alza su voz, no la parará nadie.

Y el chamo, pues de un chamo se trataba, quedó estático un
momento, agarró la servilleta de papel y una mano extraña comenzó a
escribir : Puedo escribir los versos mas tristes esta noche …

Y el Premio Nobel lo esperaba en la distancia.

QUIEN TE PERDONA

Quien te perdona es quien te quiere. Aférrate a
su perdón y vivirás por siempre.

Quien no te perdone, quiere tu muerte. Huye de ella, y serás salvo.
Perdona tú a quienes te ofenden – gánaras la paz, y la paz es lo que vende.
No hagas caso de palabras sucias. No ensucies el agua clara de tus pensamientos.
Oye lo que tus enemigos te digan. Puede ser que te digan la verdad, y
eso es lo que debes buscar y que mereces.

Deja pasar al apurado que viene detrás tuyo y casi te atropella.
Hallará pronto la muerte, es lo seguro. Tú seguirás el camino,
acompasado, te espera la felicidad, sin tanto apuro.

No pases por encima de otra vida, puede esta ser la tuya y asá la
tendras perdida.

No hables mal de la gente. No lo merecen, es tiempo perdido. Habla bien
de todos, lo tienen merecido aunque sea por el solo hecho de estar
vivos.

Mira con piedad infinita al pobre, al mendigo, al desvalido. Tiéndeles
la mano y sácalos del limo del olvido. Ganarás el cielo para ellos,
para tí el recuerdo y el desolvido.

EL ESCRITOR Y SU CRITICO

Un poeta novel, pero de 85 años de feliz actividad en otros menesteres,
acaba de publicar su obra primigenia, un opúsculo titulado, muy
efectivísimamente “De la muerte”. Sólo eso le ha bastado para definir
la obra en sus alcances y consecuencias. En ella sólo se habla como es
lógico suponer en el menos abezado de los lectores, de la muerte como
acontecimiento final en la vida de un hombre, meta venturosa a la cual
todos los mortales llegaremos un día, querámoslo o no. En ella, este
novel cultor de las bellas letras, logra, con mano maestra, trazar en
pocas frases, ideas u conceptos los cuales nos hacen, a los lectores,
reconciliarnos con la vida que hemos vivido y con la muerte, que
pronto iremos a conocer, y como enfrentarla nos instruye este nuevo
maestro – con decisión, pero con eficacia, con amor y respeto por el
proceso, con la esperanza de perdurar en el recuerdo de las
generaciones que vendrán. Sólo eso, que sea leído por todas las
generaciones, que sus ideas prevalezcan y sirvan de guía a los que
atrás vienen desconcertados, una nueva guía de conducta para los que
vienen, unas admoniciones para el futuro hombre del centenio, el que ha
alcanzado su porción de la inmortalidad: un ciclo de feliz existencia.
Jámas el hombre pensó en vivir un siglo, pero en contrapartida pensó
ser inmortal, y el viejo escritor, piensa hoy, cuán imbécil debió
ser el ser humano, cuanto falso orgullo resguardado en parecer ser como
dioses. Esa fue la promesa bíblica: Y seréis como dioses!! Los dioses
fueron los primeros en lanzar semejante reto a los hombres de barro.

Para este crítico literario, de largo kilometraje recorrido en
innúmeras lecturas de cuanto libro cayó en sus manos, una sola línea
traspasa toda su poesía: la idea del hombre necio quien no entiende u
no comprende, que no puede enfrentar con sabiduría y la necesaria
piedad, que le ha llegado el momento de marcharse de este mundo, y por
ende, pretende ser inmortal; o en su defecto, piensa e imagina mundos
paralelos, la existencia de procesos inverosímiles, increíbles, imposibles
de admitir por seres en su sano juicio como son la trasmutación de las
almas, la resurrección material, la metamorfosis y aún más, la
metempsicosis. El hombre ha traspasado en ese intento los límites de
la razón y camina por el oscuro mundo de la esquizofrenia y cree
normal el estado psíquico maníacodepresivo y anormal la serena
contemplación de las estrellas, piensa llegar a las estrellas, y se ha
estrellado en el intento. Y es lógico, jamás llegará al universo,
porque éste no existe: vuelve a comenzar donde termina, todo comienzo
tiene su final, el hombre es polvo y en polvo se ha de convertir
para de ese polvo volver a renacer cual Ave Fenix.

Tal es el mensaje que quiere dejarnos como herencia este autor
joven de 85 años, si lo entiende este cronista. Le auguramos un gran
éxito de crítica y librería, y esperamos con gran impaciencia sus
nuevos aportes a la literatura nacional. Al fin y al cabo, le faltan
larguísimos 15 años para llegar a su primera muerte. Lo que sera,
será.