Cosa es un hombre culto, abuelito? Uno como tú, quizás
sabes todas las respuestas a todas mis preguntas; no hay
cosa en el mundo, ya tú lo sabes; si no la sabes
vas, preguntas a tí mismo; tienes la respuesta.
No, mi querida nieta: ser un hombre culto no es saber
responder todas tus preguntas, algunas muy curiosas;
tampoco es citar todos los nombres de poetas o filósofos
desde la antigüedad hasta la edad contemporánea.
Ser cultos, si queremos ser cultos, si poseemos los atributos
acreditando ser cultas es cosa muy distinta; lo esencial, lo básico
es ser lógico. No parece haber relación alguna, dijo la precoz
muchachita. Entonces, abuelito, tú eres muy culto!!
El hombre culto insistió: yo no soy culto, apenas
aspirante a serlo en futuro cercano. Por ahora, un
simple aficionado a serlo. Cuando lo serás? preguntó
la avispa. Cuando me vuelva lógico. Hasta ahora
se me niega la logica kantiana, la verdadera lógica.
La lógica se niega a formar filas en lo profundo, la cabeza
vacía no hace sino dar vueltas. La magnitud de la
ignorancia es muy grande. Verás, querida avispa
retornar a mi cabeza la lógica necesaria; seré un
grande hombre, sabio y culto como nadie lo haya
visto. Cuando me siente a la mesa… Cuándo y dónde?
interrumpió la inquisidora, inquiriendo lugar y tiempo.
No sé, no estoy seguro, puede ser en cualquier mesa;
eso no importa, importa más el éxito de convertir en
cultos a hombres brutos. Una vez sentados todos a
la mesa, no derramaré el agua, ni el vino, no la cerveza –
derramaré cultura lógica en las cabezas desérticas
de la mayoría de mis compañeros de mesa. En fin,
mi preciosa chiquilla, tu quieres, siendo grande,
mujer muy culta, Inscríbete en la Facultad de Letras
estudia Filosofía, Letras, Derecho Romano, serás
juez y parte en juicios de robeta; te sentarás en mi lugar
en esta misma mesa, y derramarás cultura en toda cabeza
hueca. La Belleza, deidad suprema, derramará sobre la mesa
la belleza de volver cultos a los hombres hechos y llenos
de pereza.