TU SOBREVIVIRAS, AMIGO HERMANO

Amén!

Diremos kiddush y comeremos jalah hecha por sus popias manos de la hija
única, pan ázimo del mejor degustado por todos en todas partes del
mundo. Manos de mujer justa fabricando el pan de los ancestros.

Vivirás por siempre en estos versos, ellos quedan, testimonio
gigante de un alma grande y buena.

No lo dudes, por más que el hombre está destinado a ser perecedero, tú
romperás la regla y vivirás por siempre. Vivirás en tu hija, heredera
de tus bienes, de tu sabiduría y de tu esfuerzo. Vivirás eternamente
en tus nietos, a quienes enseñaste religión e historia de tu pueblo.
En cada abuelo ellos vean entrar a la sinagoga, te verán a tí en
ellos. Y ellos sonreirán, porque tus nietos seran también tus nietos.
Vivirás en nosotros, el recuerdo de cuando nos diste sin pedir nada a
cambio. Cada vez que disfrutemos esos miembros, los disfrutarás tú
también. Confiaste la supervivencia de la música de tu padre a mis
manos inútiles, y las pasaré a la nieta para que ella continue la
labor y así indefinidamente de generación en generación. Vivirás en
todo el entorno que te rodeó en vida: supiste ser el pater familias de
todo un grupo reunido muchas veces a tu alrededor. Vivirás de nuevo
para celebrar el Shabbat en tu casa, tradición antigua en forma y
manera de celebrarla. Todas las tardes al atardecer celebraremos
Shabat.

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