LA BULLARANGA, El BULLERENGUE, LA BULLA GRANDE, MERENGUE
MEREQUETENGUE, La Burundanga la Maricutana, la mucurita de barro, la
pimpina de aguardiente, todos, juntos y revueltos, mujeres, hombres y
sensos, suspensos marchan de uno en uno, de consuno y de contento por
mis calles de Barlovento, por los cerros de mi Macaira, Sur de
Altagracia de Orituco.
Ahi viene la bullaranga! La bulla y ya empieza! Arrima e’ tambó, mi
negro, arrima ete pacá, el otro jala pallá! La cumbia baja de monte
Fairen se alza al compás de la rumba y la cumbiamba que canta la negra
grande y la llevó a Panama. Dale que dale a lo cuero, negro benbón de
la Trinidad, el calipso ya monta y se remonta el río por los lados de
Tumeremo y Callao! Tambor de hojalata lo mismo que tambor de cuero
chivo, Chivo, repite el tambor! Lo va paga con tu cuero, que chivo que
rompe tambor con su pellejo lo paga, ai! Mira negra, mira ya como se
menea la mata de yuca, y la negra y la mata de yuca bailan las dos
al compás! El cumaco, suena y resuena y vuelve así resona! Tiquititaqui
de mina, quitiplás y quitiplás, que más dá! La banda borracha ya no
sabe cómo toca, pero así memo toca, y también sabe bailá! Dale que
dale p’allá! Mueve el catre negra linda, dame espacio, que más dá! Y
entonando la xaranda , revolotea al pasae, cambia la tona y comienza
de Nuevo el quitiplás plás plás. Furruquea, furruquea, negra de
demonio anda, cumbea la cumba morena, cumbéala ya, pero ya! Que se me
caen las medias, y no voy a poder rumbiar. La catacumbia, se abre la tumba y
sale el zombie de mi apá! Como el Dios de lo negritos mando a jace
hala cumbia va a reventa! Sudan que sudan lo negros, los blancos se
ponen negros, que barbaridad!
Y oigan todos, campesinos, citizens de mi ciudad, gendarmes los
necesarios, policias gran cantidad, pa qué, mi blanco, pa qué? Pa
cuidalos eso na má! Comienzan a oirse los tambores por los cerros de
mi pueblo natal, la Danta de las Teresas a orillas del Tuy central, el
ruido de los tambores se escucha por todas partes de montañas de
Caucagua, de Tapipa y Merecure. Y sin que mucho se apure, de las
calles de Cudiepe, asi lo llaman no má! Bajan los negros la cuesta al
compás del la mina y el bat! La conga ya va empezá, la soga va a
reventá, se soltaran los animales y los hombres al compá, Ya viene
meneándose la mata de yuca, menéase la mujer de Antonio, la mata de
reseda agita en el aire sus flores y un baño de caña dulce pone de
todos colores a la multitud cuando en un revoleo de faldas que se
levantan al caliente aire de la noche se le ve el trasero a Petra que
es una delicia, negra, véngase pacá! Pero lo mismo dicen los
hombres, los toros y el semental y la piramide se alza, da vueltas. Y
VUELVE a empezá!
Únense, negros, negras, niños y niñas, burras y burros, jamelgos y
campesinos a orilla de ese camino de triunfo total que de Curiepe a
Caucagua y vino de Birongo a Curiepe: aullante, a ritmo de salsa
marcha la Banda que entuavía no eta borracha, Endespués, la negra
Pancha dándole con el tambor grande, al mina, y al culoepita:
Barlovento, Barlovento, tierra negra y del Tambor ! grita el Eduardo
Serrano padre, lo canta el Serrano hijo, le sigue el Alfredo
Sadelico, gordinflón de llano adentro; le sigue la Negrita Cariñosa,
continúa la parranda milagrosa el Tael Montano, de las Españas de mi
ancestro llega el otro Rafael y canta: Yo soy, señores, el
Alberti del Grito por la Libertad, el Montand que tanto montaba en la
montonera francoespañola, como la Dolores Ibarruri por las orillas
del Tajo.
El canto, el sonoro, el inmortal, salta barreras, baja a las
praderas, vuelve a subir esta vez más alto, revolorea por entre las
nubes, regresa, baja al mar, lo reciben las olas y éstas lo besan en
comunidad de sueños y quimeras.
Libertad, libertad, la única, preciosa libertad! La de la
Revolucion Francesa, tantas veces violada y humillada, elevación y
caída, vuelta a elevar y vuelta a caer, tantas veces que ya la gente
perdió la noción de tiempo y lugar, La liberta de la Corona Española
anunciada por Miranda, destruida por Bolívar, quien arrepentido, la
vuelve a elevar y la bandera la clava en lo alto del Chumborazo, la
devuelve a Caracas en un lapso de apenas minutos.
La liberta de los esclabos de Nabuco, quienes se rebelan y al marchar
hacia la Tierra que se les había prometido, entonan el Himno, uno de
tantos, este de su libertad.
O patria mia, tan amada y tan lejana – como duele el corazón al verte
alejar más cada día!