LA VOZ DE LOS POETAS

No termina nunca, por cuanto no puede terminar nunca. Quien pretenda
mantener callado un hombre, será su condena el no poder callar el
mismo para siempre, y vivirá la locura eterna de oírse a sí mismo por
toda la eternidad que así lo espera y lo hará rogar a los que lo
calle porque no aguanta más el sonido de su voz y el alarido de las
fieras que los siguen como animal malherido.

La voz de los poetas es la voz de la poesía misma, es la voz del
hombre, la de la libertad y el libre albedrío. No podrá ser
silenciada o anulada por la de un mandante atornillado en la Nada.
Los mandantes no hablan, sólo rugen quizás y nadie los oye por
cuanto no dicen nada, voces son sonidos de cuerdas destempladas,
ruidos, sólo ruidos, nunca la voz de una poesía.

La voz del hombre debe venir desde muy lejos, y quizas la trajo
con él, no la adquirió en el camino. Por esa sola razón, su voz será
eterna y desaparecerá cuando el último hombre haya desaparecido
también de la faz de la tierra.

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