QUE SE VAYA LA PENA DE NUESTRAS ALMAS

Que vuelva la alegría a nuestros corazones, cese el
llanto y aparezca la sonrisa, cese la opresión y llegue la ambición
de ser libres y jamás volver a ser esclavos. Que se abran mil caminos
por donde florezcan mil flores, que una alfombra de rosas espere a
los viajeros.

Ni una mancha, ni un cencerro, sábana abierta a los humanos en galope
tendido al sol bajo la luz. Que las sombras se disuelvan en el aire,
dando paso a la esperanza. Que el amor espere en un recodo los pasos
del caminante, siempre adelante por el rumbo de la felicidad
merecida. Que todas nuestras vidas sean tránsitos de luminosidad en
bandolera. Que seamos libres de escoger nuestro propio camino, vuelva
el honor, la fé, la amistad. No más discusiones estériles, no más
separación de las familias, no más muertos, no más niños en la calle
buscando el alimento, no al abandono de los viejos, como si fueran
materiales de desecho.

Volvamos a ser felices, lo merecemos todos, Por Dios que lo merecemos.

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