No lo había pensado antes, pero ahora sí lo pienso. Esa ciudad, y
los tiempos que añoramos, tanto dolor producen en nosotros por
haberse ido ya. También nosotros, si lo vemos de esa manera, nos
hemos ido junto con ella. Ella quedó en el recuerdo y nosotros la
revivimos porque vivimos aún en ella. Nuestros son aún hoy el placer
de recorrer la vieja calle real de Sabana Grande, chamos corriendo
rumnbo al cine Río a ver las muchachas antes de entrar al cine en
función de vespertina, única permitida para nosotors los chicos malos
de antes. Entremos de nuevo en el local de Don Disco en la Plaza Brión
de Chacaíto, y allí nos ha de recibir el señor García, uno de los tres
originales, quien nos dice sonreído: Han llegado muy buenos discos,
los aparté para Usted. Puede revisar los nuevos envíos!
Crucemos el umbral de la Librería La Castellana, situada al lado
del Cine del mismo nombre, a la salida de la función de intermediaria
a las 9 de la noche, una vez a la semana. Y, milagro que no volverá
jamás a repetirse, encontraremos publicaciones semanales o de
otra periodicidad, casi en la misma fecha de publicación en el
extranjero. Podía salir Usted del local, con la edición dominical del
New York Times, completa con propagandas y anexos, el Nouvelle
Observateur de París, le Canard enchaine de Paris. Revistas como la
Stern, en alemán, editada en Berlín. Better Homes and Gardens,
americana, Life, Time, Newsweek, Cinema Nuovo, de Italia, Son et
Lumiere, de Francia, Foreign Affairs. Innumerables fuentes de
conocimiento al alcance de cualquier bolsillo, Centenares de libros
de bolsillo, los pocket books a 25 centavos de dólar. No pagaban
impuestos los medios de difusión de la cultura. Centenares de libros
de calidad, baratos, suficientes en número para atender la
demanda, de los célebres y celebrados Breviarios de Cultura
editados en México, de la editorial Losada, de Argentina, los Penguin
de Londres. Quien no leía por aquellas épocas, era porque no tenía
los recursos necesarios, eran pobre y los pobres poco leen, o porque
no les daba la gana.
Faltaria mucho, pero mucho más por decir de la ciudad y su
época, Y hoy? Podría preguntar alguien. Y podrían contestarle: Hoy?
Ese hoy no existe, es demasiado horroroso para ser incluso mencionado.
Sólo aquel ayer existe, aunque sea sólo en la memoria de uno de
nosotros…