Quien trabaja en el mismo sitio por más de 60 años, jamás se irá de
allí, ni siquiera después de muerto: dirán que su fantasma recorre
los viejos corredores todas las madrugadas, Y otros, dirán que lo ven
también cruzar la puerta todos los días comenzando en seguida a
trabajar.
Si tiene un hombre la suerte inmensa de lograr vivir en la
misma casa por 6 décadas, jamás abandonará su casa – las paredes
conservarán el calor de su cuerpo y repetirán las frases que le oyeron
decir en todos esos años, Eso dirán quienes conocieron casa y dueño.
Es la imaginación, dirán los incrédulos – pero no se atreven a pasar
la noche bajo su techo.
Un hombre que se una a una mujer, viva y la ame toda su vida,
vivirá siempre con ella en el recuerdo de quienes los conocieron y
estimaron.
Un árbol vibe mientras lo visite quien lo haya sembrado, Si
pasa el tiempo y no recibe esa visita, morirá de pena y sólo quedará
un tronco seco, una hoja mustia y un perro echado.
Perdurar lo es todo, por cuanto lo que no perdura se lo lleva el
viento, naufraga en un momento y desaparece entre la sombras
y se vuelve sombra para siempre y por siempre.