EL ESCRITOR Y SU CRITICO

Un poeta novel, pero de 85 años de feliz actividad en otros menesteres,
acaba de publicar su obra primigenia, un opúsculo titulado, muy
efectivísimamente “De la muerte”. Sólo eso le ha bastado para definir
la obra en sus alcances y consecuencias. En ella sólo se habla como es
lógico suponer en el menos abezado de los lectores, de la muerte como
acontecimiento final en la vida de un hombre, meta venturosa a la cual
todos los mortales llegaremos un día, querámoslo o no. En ella, este
novel cultor de las bellas letras, logra, con mano maestra, trazar en
pocas frases, ideas u conceptos los cuales nos hacen, a los lectores,
reconciliarnos con la vida que hemos vivido y con la muerte, que
pronto iremos a conocer, y como enfrentarla nos instruye este nuevo
maestro – con decisión, pero con eficacia, con amor y respeto por el
proceso, con la esperanza de perdurar en el recuerdo de las
generaciones que vendrán. Sólo eso, que sea leído por todas las
generaciones, que sus ideas prevalezcan y sirvan de guía a los que
atrás vienen desconcertados, una nueva guía de conducta para los que
vienen, unas admoniciones para el futuro hombre del centenio, el que ha
alcanzado su porción de la inmortalidad: un ciclo de feliz existencia.
Jámas el hombre pensó en vivir un siglo, pero en contrapartida pensó
ser inmortal, y el viejo escritor, piensa hoy, cuán imbécil debió
ser el ser humano, cuanto falso orgullo resguardado en parecer ser como
dioses. Esa fue la promesa bíblica: Y seréis como dioses!! Los dioses
fueron los primeros en lanzar semejante reto a los hombres de barro.

Para este crítico literario, de largo kilometraje recorrido en
innúmeras lecturas de cuanto libro cayó en sus manos, una sola línea
traspasa toda su poesía: la idea del hombre necio quien no entiende u
no comprende, que no puede enfrentar con sabiduría y la necesaria
piedad, que le ha llegado el momento de marcharse de este mundo, y por
ende, pretende ser inmortal; o en su defecto, piensa e imagina mundos
paralelos, la existencia de procesos inverosímiles, increíbles, imposibles
de admitir por seres en su sano juicio como son la trasmutación de las
almas, la resurrección material, la metamorfosis y aún más, la
metempsicosis. El hombre ha traspasado en ese intento los límites de
la razón y camina por el oscuro mundo de la esquizofrenia y cree
normal el estado psíquico maníacodepresivo y anormal la serena
contemplación de las estrellas, piensa llegar a las estrellas, y se ha
estrellado en el intento. Y es lógico, jamás llegará al universo,
porque éste no existe: vuelve a comenzar donde termina, todo comienzo
tiene su final, el hombre es polvo y en polvo se ha de convertir
para de ese polvo volver a renacer cual Ave Fenix.

Tal es el mensaje que quiere dejarnos como herencia este autor
joven de 85 años, si lo entiende este cronista. Le auguramos un gran
éxito de crítica y librería, y esperamos con gran impaciencia sus
nuevos aportes a la literatura nacional. Al fin y al cabo, le faltan
larguísimos 15 años para llegar a su primera muerte. Lo que sera,
será.

BALADA DEL AMOR COMPRADO Y DEL AMOR VENDIDO

Tal como fué entonada allá por los años 40 por un imitador del gran
Pete Seeger, el venezolano de pura cepa y mandador en mano, el Conde del
Guácharo, Benjamín de nombre, Rausseo de apellido, portugués de
ancestros, cantador enfadado de fados redimidos y redimensionados.
O tal vez no fué así, pero mereció serlo.

En esta noble empresa de rescate del folklore vernáculo, la letra de
este pseudofado refiere la interesante controversia de todos los
tiempos pasados, presentes y por venir viniendo, el de si el amor
comprado monta tanto como su igual el vendido, y si ambos a un tiempo
mismo refunden sus estrictas estructuras en la tríada final del
Padre, el Hijo y el Espiritu Santo, en este particular caso
por permiso y dispensa de los diversos actores, la Madre, la Hija
y la Espiritual Santa Santorum.

Controversia de vieja, muy vieja data: puede en un acaso fabuloso
transformarse un amor mercenario en uno verdadero, palpable,
insustituible. Puede el fogaje eterno encendido en el vientre de una
mujer, ser atenuado por el agua fresca del amor? Puede que sí, pero
puede también ser que no. Depende de la fuerza y el temple del cuerpo
y la sublimación del espiritu.

Pero lo cierto es, y el testimonio es multitud, que un amor
compravendido o ventacomprado, por un proceso de metamorfosis cambia y
une muy sólidamente dos cuerpos y dos almas en una sola e indivisible
entidad. Pareciese, si de parecer se tratase, que el dedo del Señor
los señala y ordena: Uníos! Para siempre! Y el milagro se da, porque
los Milagros se dan, a veces. Ejemplos, quiere alguien? Por miles de
millares al paso de los tiempos. Frine y Praxíteles en unión
permanente, Pompea y Nerón, las múltiples y varias mujeres de los
variados Césares, difíciles de distinguir hombres de mujeres o estas
de marimachos y marimachas, tal el esfogue total y general. Calpurnia,
Claudia, Julio César, Cayo Julio Cesar, Cleopatra en el senado de
Roma, Venus de Afrodita, Venus de Milo, Venus de Samitracia, en
constante rotación de cuerppos y de almas. Averra la mente humana las
posibilidades de semejantes combinaciones, Pero, ay dolor, los hechos
referentes demuestran que de tal estercolero no puede ni debe surgir
nada duradero, sino sólo una columna vertical hundida en el sumidero
de la Cloaca Máxima de Roma, la más grande jamás construida por
ingenieros dedicados.

Hemos llegado, pues, entonces y ahora, a la misma triste y fatal
conclusión final: Nada hay verdadero en este mundo de mentiras, todo
es del color del cristal con que se mira.

LOS ENERGUMENOS

Los energúmenos son catecúmenos, son lo de menos, son los enanos,
se van de las manos, se dan con los pies, traspiés tras traspiés,
caminan de lado, se quedan parados, vuelven a marchar, marchan y no
marchan, van pero se quedan, quédanse varados en plena pleama. Y si no
marchan qué más le dan, no les dan nada así que marcharán a donde les
den alguito para poder cansar los tristes músculos del minúsculo
cantar, del mayúsculo fracaso en los amorosos favores el no poder
ganar. Puro fracasar, nunca adelantar, siempre para atrás donde
fantasmas salen y aparecen siempre con ganas de bailar. Nunca hacia
adelante, donde el futuro está, mas cuando el futuro los alcance será
muy tarde ya.

Cardúmenes, cacúmenes, menhires, pedregales, piedras para lanzar.
Arenas, arenales, impuestos municipales para tirar al mar.
Prolegómenos, infórmenes, loqueras, loquetrices, meretrices
cualesquiera para lo que haya menester; peligros, pedigrees,
caballistas, equilibristas en precariedad mortal. Cardúmenes,
resúmenes, dictámenes, condénames, condámenes, condados, marquesados,
tirados al pajón. Pajonales, andurriales, barriales, tropiezos al
granel. Fodeles, infideles, mortales, inmortales, delebles, indelebles,
mostrables, escondibles, escondites, amoríos, albedríos,
tenorios, jolgorios, chinchorros, chinchurrias, marramucias todas en
desfile marcial, Tangachos, tangazos, arristrancos, guruperas,
sillas de montar. Perenden muy merengues, merengadas, garrapinadas,
piranhas, peces caribes, presidentes uribes, uribanas tonadas,
máscaras de papel.

Todo un mundo de locos, todo loco con su tema, cada tema será escrito
por Serrat y por Gardel.

Mundo loco? Loco mundo? Nadie canta? Todos lloran? Qué le vamos a
hacer? Irnos, dijo alguien, y tantos fueron los que se fueron, que en el
país de nuestros padres ya no quedan hijos, sino puro verde monte, pura
sangre roja derramada por doquier. Caminante, no hay camino. Tendrás
que construir. Mas no, no hay materiales ni materia médica, no
hay ni habrá comida, no hay dólares, sino Dolores al por mayor y sin
querer.

Adiós, Soledad Montoya! Donde vas que más valgas, que aquí en
este terrenal? Al Norte helado voy, mi querido capitán, allá sí hay de
todo, pero falta la guasa del terruño, la sangre caliente del tambor.
Pues si es ese el caso y el acaso, nos llevaremos el tambor, el humor,
el pasito tun tun, el tumbao de la negra Celia, el baile del sillón,
el saxofón, y a Billo y Aldemaro los llevaremos encaletados porque ellos
no saben viajar sino bajo los fustanes de cualquier mujer. Y allá se
va, bajo los labios de la Naomi, quien ayer vino y ya se quiere ir.

Y tú, General Pompeyo, con tus legionarios de siempre, donde irás a
depredar tanto como lo haces aquí? Iré al Sur, siguiendo la Estrella
del Sur. Por allá abajo todavía queda mucha pampa que galopar a
galope tendido sobre el alazán de los sueños del Atahualpa Menor.
Mucha carne en tiras que yantar, mucho vino que escanciar, mucho
mate pa’matear, mucha gringa por escoger al Que caray,caray,caray!!
Grita el Gorchunoff, lanza las boleadores, derriba la vaquilla y la
yerra con una J grande, y sonríe – él sabe algo que nosotros no
sabemos, él es judío y llegó en un barco por el ancho Río de la Plata,
la ruta por donde llegan millones de extranjeros en búsqueda de una
tierra nueva y vacía de gentes y caballos salvajes. Doman los
caballos, apechugan alas inditas que alborozadas se dejan la pechuga
descubierta para los nuevos Buenos salvajes. Y salen al estrado los
nuevos argentinos a mostrar sus firuletes al público presente.
Escuchan tarantelas, brindan a la Virgen, todo el continente es una
fiesta que al parecer no terminaría nunca si no es por un desalmado
que proclamar desde allá arriba, por el mar de los Caribes: Patria o
Muerte!

Y si, lo que quedó fué la Muerte, hasta el día en el cual vuelva
a brillar libertades el claro sol de mi país en marcha. Amén, el Cuervo
dixit y en vuelo por las altas nubes despliega la gran Bandera de la
Gran Patria Americana. Cabalgan de Nuevo por todas partes el Caballero
de la Alegre Figura, el Jesús de todas las edades, el Bolívar de
Caracas la lejana.

Todo vuelve a ser la paz, y el Amor reina para siempre sobre los
hombros de todas las mujeres. El Cuervo baja de la Nube, se detiene en
el hombro de Simón el Bolívar de los sueños juveniles de todo el
continente, y desplega una bandera, la unitaria, la única, la bandera de
la Libertad, que ondeando al aire es un arcoiris de múltiples colores
los cuales un día incendiarion la paradera para que renaciera la
Felicidad. Que nos dure, es el deseo de este humilde escribidor, quien
ya divisa en lontananza el horizonte que le espera.

SI TE CUENTO

Si te cuento vida mía que por las noches de mi vida todavía, todavía
sueño contigo, que te amo y te venero como el mismo primer día, que
llego al clímax en mis sueños y amanezco aún humedecido, lo creerías?

Si te cuento que aún recuerdo en mis íntimos tormentos, la última
vez que te ví, el último de tus besos, la primera de tus caricias, el
adiós de despedida, la inútil espera de noticias que nunca llegaron
al fin, tu pelo al viento mientras te marchabas, creerás que esto
pasaría?

Si te cuento, por las tardes, veo el jardín y las rosas de tu
pelo, el olor a Malabar de tus cabellos, tus sonrisas, risas,
escarceos, abrazos al aire tibio de una tarde, creerás que aún los
deseo? Creerás que al sólo sonido de tu nombre, aún tiemblo? Que lloro
tu partida como si la muerte llegaba sin quererlo? Que palpita mi
corazón, deprime el alma, saber con la certeza del que muere, que en
efecto, murió toda esperanza, que no alcanza el tiempo ya más ni para
comer un poco, que sólo escribo versos, ya no leo más, no pienso, no
existo, solo ansío tus brazos, el sonido de tu voz, el sabor de tu
boca?

Hoy no crees que he muerto, Pues te diré, sí lo estoy, ayer
tuvo lugar el acto del entierro y estas líneas que hoy lees, no
existen sino en tu imaginación?

RETRATO AL CARBONCILLO

Hay una figura, ahí, al frente mío, piensa el viejo. Y no sé
cuál es. Cosa rara. Yo siempre sabía lo que veía, ahora por qué no?
Me habré quedado ciego? No lo estoy, veo algo que se mueve, ahí
delante. Los ciegos no ven nada delante de ellos, recuerdo. Pero sí
ven algo que parece estar detrás del ojo, sí, sí me acuerdo.

Ah, a veces no recuerdo nada, nada en absoluto. Parece haber una
pizarra negra ahí delante, no puedo ver nada más. De repente, veo
sombras que dan vuelta alrededor de mí. No las reconozco, no sé si
son hombres, mujeres, fieras o fantasmas. Algunas me hablan, las oigo
pero no sé lo que dicen, qué idioma hablan, Eso no parece
importarles. Me tocan, estoy seguro, pero no sé por qué lo hacen,
dicen algo al verme mover por el contacto, me acercan un pitillo a los
labios, aspiré, es agua, la tomo rápido por cuanto tengo sed y no sé
cuando tomé la ultima vez. Mejor la tomo ahora en prevision del tiempo
en que no la tomaré. Las sombra se acercan y se alejan, no pronuncian
palabras, saben que no las oiré. También intento hablarles, pero sólo
sonidos roncos, que no se entienden, puedo apenas pronunciar. Me
siento inmóvil, en una posición desconocida: estaré de pié o sentado?
Estoy sentado, me digo, lo sé porque ha desaparecido algo el dolor
de siempre en la columna. Intento pararme, una mano me sostiene y
otra, me baja el pantalón y me limpia los excrementos. Murmuro
gracias, eso era lo que quería hacer. Me limpian muy bien, y me
vuelve con toda intención, a impulsarme hacia abajo doblándome las
piernas, al fin quedo sentado de Nuevo, Las dos manos amigas que me han
hecho el aseo las siento tibias, calidas, amigas, hermanas. Respiro
profundamente, doy las gracias en un débil sonido.

Quién eres, que tan bien me tratas? La sombra se acerca y me abraza en
un profundo y amoroso abrazo- Soy yo, papá! Tu hijo! Vine a verte! Y
lo ví, claro como el día, el rostro de mi hijo mayor, cara que no veía
tanto tiempo que lo había olvidado! Y se fundieron en un tierno abrazo,
por momentos que parecieron siglos. El viejo sonrío al separarse de
él. Hueles igual que cuando niño, le dije. Nadie me ha dicho algo tan
bello, padre mío. Luego mi hijo sacó una silla, se sentó cómodamente,
del bolsillo saco unos papeles y un lápiz. Lo vi claramente otra
vez, y pensé: me está volviendo la vista, pero sólo fué un momento. Me
dije: está escribiendo, siempre le gustó escribir. Y allí
permanecieron esta vez sí por horas y horas, no como si fueran
minutos, toda la vida.