Por las puertas de la gloria en carruaje sin jinete
llega al cónclave papal el papabile impapable
Rafael, venezuelense de atributos improbables
como ser el elegido del Dios de nuestros padres
Viene armado de una bolsa de trocitos amarillos
recogidos por su parte de la cuenca orinoquense
para ser repartido en grandes porciones iguales
entre todos los ilustres y papables cardenales.
Se asegura el ilustrísimo que el mismísimo primero
de los conclaves salga humo ni rojo sino blanco
para ser de inmediato ungido por los primados
primer Papa de la historia de un sitio tan lejano.
Ya puede ese país del tamaño de un grano
estar muy exaltado: Habemus Patria,
Habemus Comandanti Presidenti, y ahora
Habemus Papa, además de lo presente.
Pueden esperarse más nobles bendiciones
del Todopoderoso para esta tierra tan hermosa?
Dijo el cuervo:
No joda! No joda!
y se perdió en el ramaje de la cosa.