Una mujer con la falda muy corta es una nave pirata –
velas desplegadas, mujer pirata al timón, de una nave
horizonte, en busca del mástil de otra nave, al mando
de otro pirata, esta vez masculino, a quien asaltar y lle-
varse los productos guardados en bodega, llevarlos
a la isla del Pirata; volver luego a las labores protegidas
buscando otro hombre pirata, barba y pata de palo, la
cual usa como espada en combate de los sexos, combate
el más frecuente por esos mares llenos de piratas, Una
mujer con faldita corta es una pirata, merodea por las
profundas aguas del deseo humano buscando la mordida
definitiva de sus dientes afilados, encierro bien asegurado
a la Isla anterior para resguardo de predadores simulados.
Se va llenando la isla de víctimas variadas, unas de la mujer
pirata, otros de la piraña; la población aumenta, no puede
negar progreso de la ínsula pirateada. Los tiempos cambian,
los piratas también – ahora usan camisas mangalarga, bellos
portafolios, plumas Monte Blanco, de blancura inigualada.
Las piratas también, las pirañas renuevan el cardumen, mas
la piratería continua, en mares del Caribe, calmos en apariencia.
No te bañes en mares del Caribe, peligrosos como son; no te bañes
en ríos de los llanos, los caribes bien darán cuenta de tí, enviarán
tus huesos a la misma ínsula, aquella donde los piratas guardan oro,
joyas, huesos desnudados de víctimas vestidas. Báñate en la piscina
de tu casa; allí no hay ningún indio caribe, sólo uno en forma de
mujer, cazando al igual de cualquier pirata – tu esposa se llama, y te llama
con cantos de sirena para que la ballena
que ella tiene en casa, de un solo mordisco te trague completico
y de tí solo quede un chorrito de agua, sale de la ballena por un huequito y se
diluye en el ambiente tranquilo de su casa.
Silencio. La pirata duerme. La ambición descansa.
Todo es paz en la casa. La piraña brasilera ya no ataca,
esta ahíta, duerme, descansa.