La Teoría del Caos

Dime tú, poeta ilustre, sincera y francamente
lo que planifican estos diablos tenga un plan
preconcebido de antemano? No lo creas
hermano, esta gente no dá puntada sin hilo

y tienen todo el ovillo en la mano. Diciéndolo
de otra manera, todo es calculado, todo
movimiento, tiene su fin determinado
y para decirte cual, basta decir El Caos!

Esa teoría no probada, ellos tratan de
probarla; en ese desgarriate general
sólo debe surgir algo nuevo, que ellos
llaman hombre, el hombre nuevo de la

farsa del Che y de los hermanos
Ya ves – tienen su fin planificado
no son tan gafos para parecerlo sino
lo contrario. Saludemos pues a ese

hombre que viene caminando como
despistado – es el hombre nuevo que
anunciaron los profetas hace mas de

mil años!

Aquiles

Ha muerto Aquiles Nazoa; fué hace tiempo
pero es ahora que me entero; me llamó la
tortuguita que todos los dias él saludaba
con esmero, extrañada por no haberlo visto
hace tiempo. Salí en busca de noticias

suyas, no las hallé ni en periódicos
ni en noticieros; solo encontré sus viejos
libros en los anaqueles de mi biblioteca
entre ellos el primero, editado mediante

anuncios comerciales. Imagínense
el bochorno de la voltereta para
poder publicar algo. Lo llamó
“El transeúnte sonreído,” título

que lo describió en una sola
pieza. Busqué el testimonio
fiel de su existencia y solo hallé

ún sólo disco, grabado quién
sabe cómo, con pocos de sus
poemas. Sólo queda prueba
de su existencia, en la memoria

de quienes lo recuerdan, poca
gente, pero de la más grande
importancia en las artes y las
letras. El, que sólo vive

en la memoria, fué a su vez
memoria viva de todo lo que
hay en Venezuela: sus hábitos,
sus maneras, su cultura en

evidencia. Murió trágicamente
una tarde de abril en primavera
sin decirnos adiós, siquiera
pero estamos seguros que así lo

hubiera querido. Cuando uno
revisa los hechos de su vida,
se da cuenta de lo extenso, también
polifacético que fué su
quehacer politico, periodístico,
cinematográfico, teatral y
sobre todo, por encima de todo
poético. Mostró el camino

que siguieron los otros poetas
de su tipo, de su época y ahora
no hay nadie sino pobres
imitaciones, con perdón de los

presentes y sus familiares.
Yo no lo conocí personalmente
sino por el espejo de su ser

venezolano que era su hermano
más feo que él, pero igual de
humano, igual de temperamento
y como él, gran mamador de gallo.

Recuerdo la ocasión que yo buen
aficionado al humorismo envié
un artículo a su hermano a ver
si le gustaba y publicaba

en el semanario humorístico de
turno: no recuerdo el nombre
que le correspondía esa semana:
“El tocador de señoras”, “La pava

macha” o “La zapara panda”.
Como respuesta recibí de Aquiles
un billete de veinte bolívares,
pago de trabajo primigenio

como humorista de fama.
Conservé el billete mucho
tiempo. Quizás sería el primer
aviso de mi carrera de humorista

lástima que mis estudios de
medicina, absorbentes como eran,
truncaron esa carrera. Si no, hoy
estaría al lado de los Nazoa como
principales del humor venezolano.

Salve, Aquiles! Los que aquí vivimos
mucho te recordamos y vivirás entre
nosotros por siempre y para siempre
como si fuéramos y somos tus hermanos.

La Baba

Palo con esa baba(*) y la baba ahí
Nada lograba hacer que se moviera
la condenada parecia enclaustrada,
en convento de singular bienhechuría.

Hubiera yo querido sacarla de sus casillas
pero era misión imposible – como la famosa
serie de television de los cincuenta; no tenía
ningún objeto hacer lo que yo quería

en realidad no importaba si se iba;
el hecho era sacarla por descomponerl
la vida; mire que el no hacer nada es
muy mala compañía. Al final como es

fácil de entender a cualquier gente
resolví dejarla ahí donde ella estaba;
al final, a nadie molestaba y seguí
mi camino sin decirle a ella nada.

Visto de otra manera, ella me ganaba
la partida que nadie comenzara; yo me fuí
por la orilla del río de la baba hasta
el meandro del río de la baba, donde

una mata de mango soltaba al viento
sus jugosos frutos para todo el que
pudiera agarrarlos y disfrutarlos
esos frutos símbolo del ser venezolano.

Toma, llévate unos mangos y los comes
esta tarde como sabrosa la merienda;
son cortesía de la baba que allá abajo
en las orillas del río, duerme su siesta
sin molestar a nadie, la perversa.
símbolo del no hacer nada que lo urgente.

(*) Pequeño caimán de los ríos del llano venezolano.

Elogio de Mí Mismo

Gran conversador, eximio con tertulio
de cultura extensa y presidente de todas
las penas literarias que se forman en su casa
en el bar de la esquina, en la cola del último

autobús de la mañana. Donde quiera
que vaya lo rodean desconocidos
y viejos conocidos, por la fama que lo sigue
como perro al silbido que lo llama.

Cautiva tanto con su conversación
de estilo, que no exista dama que quiera
llevar un poco más allá la relación
pasajera, a la cama que le queda cerca

del lugar de la conversa y jugarreta.
Le ha pasado algunas veces, pero él
no lo dice ni lo confiesa sobre todo
a la esposa que se ufana de tener

un marido de tan bello desempeño.
Ella supone que las demás la envidian
Quizás tenga razón y la razón parece
ser el de ser el más culto de su barrio.

Con ese aspecto de viejo caballero
se le hace fácil hacer creer que es rico
que tiene mucho dinero, y puede
conceder todo lo que esas damas

le requieren. Pero detrás de ese
sorpresivo Don Juan de toma y dame
hay un ser solitario, ansioso de
agradar, pero a veces no puede.

Y ahí va, caminando por la vida
en los últimos dias de la suya;
esperando la muerte que libera
de compromisos, deudas y literas

reemplazándola por un ataúd de roble
tan fino como las aguas de Evian que
riegan las riberas del Sena parisien
mientras el gran río sigue su camino…

La Canción de Coche

Era un barrio construido con destino: clase media
no tenía luz eléctrica; sus figuras fantasmales llenas
de sombras las desiertas callejuelas; tenían un vigilante
otro fantasma con un foco de luz en la mano aparecia

de pronto desde las sombras, humano pero de aspecto
fantasma, como era el resto de edificios similares;
callejuelas se llamaban que no iban a ninguna parte
pero a todas partes iban según por donde

quiera se comenzase. No van a creer esto,
actuales defensores de la inclusión a ultranza:
las casas están divididas de acuerdo
con el estado social del habitante

las primeras de adelante, las mejores
de cuatro habitaciones y gran jardín
entregadas a profesionales de mejor
alcance; lo que podría llamarse

suprema clase media, más clase media
que cualquier otra clase. Luego venían
en formación correcta, viviendas
destinadas a la media clase media

(válgame el ultraje que al idioma se hace.)
Estas tenían menos jardín, menos
habitaciones, menos categoría, menor
lineaje, destinados a futuros profesionales

estudiantes, amas de casa con aspiraciones,
promotores de grandes empresas comerciales
y demás etcéteras que usted quiera agregarle.
Luego venían las de una clase media bajita

tan bajita que no podían encontrarle
para entregarle sus casitas pequeñinas
como las que hay allá en los portugales.
Tienen una sola planta, no tienen jardín

son muy pobres los que llenan sus espacios.
Por último, las viviendas del perraje –
bloques de ocho pisos sin ascensores
y casi casi las ocupaba el malandraje
que apenas comenzaba en ese tiempo.
Los hermanos estudiantes que andaban
de pensión en pensión y de pensión
en azotea, vieron el cielo abierto

cuando les entregaron la vivienda
y corrieron a mudarse a una casa
sin luz, sin agua, vacía como el resto
de las casas. Vacia la casa, vacío el barrio
se fueron llenando de conjunto

casa y barrio con los hermanos, con la gente
a quienes iban asignando las viviendas.
y quienes iban apareciendo por etapas
ante la mirada recelosa de los que ya estaban.

Lo olvidaba: no había transporte ni público
ni privado; éste solo llegaba hasta la calle
17 de los Jardínes de El Valle, y la hermana
llegaba de clase a las 8 en medio de oscura noche

que metía miedo al mas valiente, o al más grande
no digo a muchachitas de uniforme y largas trenzas.
Me tocaba a mí, el mayor, hecho jefe
de aquella manada de animales, debido

a circunstancias de ser el mayor de la partida
irla a buscarla primero caminando, linterna
em mano; o después en una ruinosa bicicleta
para llegar con ella d la mano a una casa vacía

donde nadie nos esperaba con la mesa puesta.
No había mesa, ni comida que poner en ella.
comíamos algo sentados en cajones que hacían
las veces de las sillas, u como vajilla

platos de peltre desconchados y enviados
de nuestra casa anterior de la Santa Teresa.
El sitio en la pared donde se pondría
el teléfono era un hueco vacío como altar

sombrío, donde se le rogaba a Dios el milagro
que un día apareciera el aparato negro, teléfono
de la CANTV nacional. El milagro se nos hizo
y un día al bajar a la planta baja, lo vimos
muy sonreído en la pared, esperando
ser usado mas pronto de lo esperado.

El barrio fué bautizado con el nombre
de Carlos Delgado Chalbaud, ex-presidente
asesinado – pero lo siguieron llamando
por su nombre, Coche; Coche se llamó

la hacienda, asiento original del barrio.
La casa grande, la hacienda, según modelo
sería la Casa Club del asentamiento. Nunca
lo fué, como sucedió siempre en cualquier

tiempo en el país que todos conocemos.
Fue después derruida y en su lugar construída
la sede de un liceo para malandros – para
colmo de males llamado Pedro Emilio

Coll, prohombre de las letras y de las artes
venezolanas de su época. Coche pues
quedó llamándose el nuevo arrabal de
la ciudad de Caracas, y fué, patronímico

de toda una generación sobresaliente
de venezolanos ilustres: médicos excelentes,
actores, directores de cine,
filósofos, luchadores políticos

y todo lo demás que uno pueda
imaginarse. Decir: “Yo soy de Coche”
era mostrar un orgullo merecido
sin soberbia, pero bien estremecido.

También de médicos poetas y aquí
me tienen, escribiendo estos poemas.
Yo soy de Coche, señores, a honra
tengo de serlo, sin desviarme ni un

centímetro del camino inmaculado.
Volviendo al asunto que debía ocuparnos
y del que nos hemos desviado, diremos

diremos que la casa de los estudiantes
fue llenada, de primero, por sus propias
personas; le fueron agregando libros
prestados de bibliotecas, nunca devueltos;
Los libros fueron colocados en estantes
fabricados con tablones soportados por
ladrillos; los discos fueron creciendo
en numero, comenzando por Beethoven

en sentido retrogrado comenzando
por la sinfonia número 9, y de allí
hasta la número 1, y un busto del
gran sordo encima de sus discos.

Los domingos por la mañana
era obligado ritual escuchar
el gran sordo dirigir su música
desde un busto colocado por encima

de sus discos, a través del hermano
mayor, quien dirigía la orquesta
con el dedo índice de su mano derecha
como si fuera una batuta verdadera

llevando el ritmo con el tiempo
con precisión verdadera y realista
sin saber una nota de la musica
era capaz de dirigir la sinfonia entera.

Poco a poco, la casa se fué llenando
con más gente, amigos y amigas
de todos los hermanos, hasta constituirse
en una pena la cual se reunía de forma

periódica a escuchar la musica y discutir
filosofía; muchos grandes amores pudieron
haber surgido de aquellas reuniones;
pero no lo hicieron – al menos abiertamente

o quizás alguno unilateralmente; pero
ninuno lo manifestó abiertamente,
a lo mejor todos se habían marcado límites
para hasta ahí llegar sin comprometerse.

Pero cuando se hacia mas notoria
la naturaleza del jolgorio era la noche
de Año Nuevo: la casa se llenaba de gente
que incluso preferían nuestra casa

a la propia para recibir el Año Nuevo;
tal era la clase de alegría que a todos
embargaba con el estruendo de las
canciones que cantåabamos sonriendo.

Esas noches llenaron una epocá – no
volvieron nunca a repetirse por más que
tratásemos: algo se había quedado
en el camino hasta que sólo es un pequeño

grupo el que se reúne y eso por compromiso.
Razones muchas: viajes, enfermedades,
otras reuniones familiares que se fueron
uniendo al casarse. Para todos un drama

insoslayable. El recuerdo esta allí
en el alma y en el corazón de los ausentes.
En el jardín del frente de la casa
mi madre sembró cinco rosales como

quien siembra cinco hijos, y cinco ella tenía
causalidad? casualidad? propósito?
Quién sabe! Lo cierto fué que fueron cinco
los rosales. Los hermanos mayores

quisieron agregar algo y aplicaron
lo que aprendieron en el liceo: injertos
e injertaron rosas de diversos colores
obteniendo magníficos resultados

rosas multicolores, que fueron envidia
y pasmo de vecinos asombrados
que ni flores habían sembrado
ni mucho menos intentado injertos.

Hace algunos años volvió el mayor
a su viejo barrio: la costumbre no es solo
de Gardel o de los argentinos, el de volver
al arrabal amargo, Amargo fue el resultado

de su visita al barrio: no logró reconocerlo
ni encontrarse con su pasado,lo encontrado
fué un infierno abandonado de Dios
y también abandonado de todos los diablos.