Viajes

 

El VIAJE DE IDA

La encontró , sentada, donde siempre, a las puertas de su casa, desde cuando murió su marido, hace algún tiempo. No podía conformarse, pero qué remedio! Se dijo, y se dispuso a esperar  la muerte, pago de funeraria y testamento incluido. El amigo de ambos José Miguel, se acercó solícito  y le dijo: Vengo a comunicarle, doña Teresa, he recibido un mensaje de su esposo. Pero, como puede ser eso, usted sabe, asistió a su sepelio, que mi marido murió hace ya tiempo. Usted viene a decirme, con su cara recien lavada, que ha recibido una llamada desde el más allá, cuando yo todos los días espero esa llamada de mi amado y no llega?  A Usted sí? Por qué vía? Internet acaso? CANTV?

No pudo ocultar una sonrisa de desprecio. No, mi amiga por la vía usual en estos casos. Y cuál, dígame usted, es esa vía?  Pues vía los embaucadores de sesiones espiritistas. Todos sabemos del fraude, pero en algunos casos funciona , como también nos consta a todos.  No, esta vez el mensaje fue telepático. Eso es frecuente en el otro mundo. El mensaje es muy simple:  envía por mi conducto una invitación  a Usted, con todo el respeto que usted merece a viajar con él, viaje de ida sin regreso, al sitio donde se amaron los dos por primera vez.

El dice, citando a otro: Uno vuelve siempre al sitio donde amó la vida, el quiere volver con Usted al mismo sitio donde amaron los dos por primera vez. Expresión de asombro en la mujer. Sospecha de una mentira descubierta. Pensó: si fué en esta misma casa donde sucedió el evento máximo de nuestras pobres vidas. Decidió: Acepto. Dígame cuándo. Mañana a las 8 de la noche.  Sin decir más nada, el amigo devolvió el camino, ella regresó, ella entró a su casa.

La noche siguiente, a la hora exacta y en punto de las 8, dos personas aguardaban en la puerta de la casa, José Miguel amigo, la bella dama a su lado. Una silueta se delineó en la sombra, transparentes la figura masculine y el alma de la dama, la tomó del brazo, le dijo “Vamos.” Es la hora. Caminaron juntos unos metros hacia el dormitorio, yacieron juntos, se amaron como la primera vez, promesa cumplida. Allí quedaron, allí están todavía, estatua fundida en piedra, eternidad para toda la vida.

EL VIAJE DE REGRESO

Sonó el teléfono, rompiendo su sonido la tranquilidad de la mañana y de la casa. La dama alzó el auricular: Pronto! Soy yo, dijo la voz en el teléfono. No necesitó decir su nombre, ella supo de inmediato quién era. Si? Te llamo para decirte que regreso, Voy, en viaje de regreso, ya estoy cerca, a pocos metros. Después de tantos años? Para mí, no ha pasado el tiempo  Te espero, pues. Abre la puerta, entonces, estoy del otro lado. La mujer sonrió. Ella pensó y se dijo: Por jugarretas como ésta, me enamoré de tí, mi bien amado. Abrió la puerta, estiró los brazos, se fundieron en un abrazo, estatua fundida en piedra y bronce, el oro sobre la almohada.

 

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