A TI, QUE MAS TE DA?

El mundo sigue por caminos los cuales no debe recorrer, según tus
análisis finales. Qué más te puede dar a tí, quien no le salpica nada
lo que pase al final de cada día. Todo debe ser para tí igual sin ser
iguales los hombres perjudicando una nacion entera. Qué más te da
saber si son ladrones los amigos de antes, enemigos de un ahora sin
gracia verdadera. Importa para tí mucho la riqueza de otros? Para
nada, debo confesarte. A mí basta y me sobra con tener lo que tengo,
parte de la Nada total que nos envuelve y nos aterra. Toca a alguien
decidir la suerte de otros? Los compadezco: es un destino no deseable
ni para el más feroz de los enemigos por allá afuera. Persona cercana
pidió una vez ayuda en numerario, hoy desconoce tu existencia? Ténle
compasión: es un pecacdor quien alguna vez recuperará la conciencia
perdida ante tanto billete verde en contumacia. La mujer por
quien debas tú la vida, dejote en la palmera, solitario de toda
soledad? No tengas apremios, amigo mío, ella volverá un día con el rabo
entre las piernas. La perdonarás y recibirás, acaso? O la rechazarás
porque ese es precisamente el caso. Estás seguro? Crees estarlo? Te
separa una barrera inexistente ante el infortunio, el cual a los
demás agobia, destruye y desentrena? Esperas no muera nadie en tu
familia, si cada familia tiene hoy su muerto en cada caso y en cada
casa?

A tí, lector impenitente, te importa algo leer o no leer
estos mis versos? Si la respuesta es sí, aprieta la tecla
correspondiente. Si la respuesta es no, oprime la tecla la cual
corresponda. Si no es ninguna de estas opciones, toca la cual diga No
sabe, no contesta.

Si todavía alguna duda domina tu escogencia, cierra este
programa de inmediato. Después, pásame el dato: qué debo contestar
yo en caso y dado el caso me escoja a mí una opcion de esas.

RAZON DE SOLEDAD

A las puertas de su casa, solitaria, en la noche más oscura de
soledad, angustiado, un hombre viejo, toda vejez hasta el alma, se
pregunta o le pregunta a la Nada: Por qué estoy tan solo? Esta soledad
me acobarda, siempre estuve rodeado de esposa, hijos y demás
palafreneros. Puede alguien contestarme? Sólo contestó La Nada. Una
voz pregunta: Cuáles son tus quejas? Pues, diré, pregunto las razones
de mi soledad extrema. Sabes bien tus hijos están fuera del país.
Algo más? Sí, lo más importante de todo. Hace poco en un solo momento
o casi en uno solo, en realidad con intervalo de pocos días, se me
arrebató quién sabe por cuáles designios de un Destino incierto. Se me
arrebató el sentido de la vista y del oído, y por si fuese poco,
perdí en un solo mantazo, a mi esposa de toda la vida. Bien, ahi sí
puedo confesarte: he sido yo el culpable. Dí entonces el por qué de tal
cosa, la razón de mi soledad. Lo connsideré necesario. Repito la pregunta:
quién eres para considerar necesarias algunas cosas, y otras no?
Soy el gran decisor, el inexorable, el omnipotente. Es decir, Dios.
No, que ocurrencia! Soy hombre igual que tú. Te diré algo, a cambio
de nada. Como recompensa por todas esas pérdidas sufridas y alegadas
por tí, se te ha concedido el don máximo de los dioses: el don de la
poesía. Por eso escribes, por la poesía serás recordado.

Mis avisados lectores habran descubierto a estas alturas del texto,
la calidad de la historia aquí contada. No son más que vagas
vaguedades productos quizás de la imaginación poética, la cual no se
por qué adorna mi estimada y propia persona. Es cierto, la pérdida de
visión y audición, pero ambas cosas son propias de la edad, no
castigos divinos. Es veraz la ausencia física de los hijos y nietos,
pero sólo física – en verdad estan presentes en todos los actos de tu
vida. Veramente, tu querida esposa está contigo, te sigue amando como
siempre pero ya como aman los viejos con el alma, no con el cuerpo
mortal de todas las heridas. Así pues sigue escribiendo, como hasta
ahora lo has hecho: entrarás de la mano poética en la historia de los
encumbrados. Desde esa cumbre poética contemplarán los tiempos.

Una puerta cerróse al pasar el viento. Alguien se había marchado. O
muerto, quizas? Nunca habrá de saber Nadie, sólo Nadie, el pasado y el
regreso.

Viajes

 

El VIAJE DE IDA

La encontró , sentada, donde siempre, a las puertas de su casa, desde cuando murió su marido, hace algún tiempo. No podía conformarse, pero qué remedio! Se dijo, y se dispuso a esperar  la muerte, pago de funeraria y testamento incluido. El amigo de ambos José Miguel, se acercó solícito  y le dijo: Vengo a comunicarle, doña Teresa, he recibido un mensaje de su esposo. Pero, como puede ser eso, usted sabe, asistió a su sepelio, que mi marido murió hace ya tiempo. Usted viene a decirme, con su cara recien lavada, que ha recibido una llamada desde el más allá, cuando yo todos los días espero esa llamada de mi amado y no llega?  A Usted sí? Por qué vía? Internet acaso? CANTV?

No pudo ocultar una sonrisa de desprecio. No, mi amiga por la vía usual en estos casos. Y cuál, dígame usted, es esa vía?  Pues vía los embaucadores de sesiones espiritistas. Todos sabemos del fraude, pero en algunos casos funciona , como también nos consta a todos.  No, esta vez el mensaje fue telepático. Eso es frecuente en el otro mundo. El mensaje es muy simple:  envía por mi conducto una invitación  a Usted, con todo el respeto que usted merece a viajar con él, viaje de ida sin regreso, al sitio donde se amaron los dos por primera vez.

El dice, citando a otro: Uno vuelve siempre al sitio donde amó la vida, el quiere volver con Usted al mismo sitio donde amaron los dos por primera vez. Expresión de asombro en la mujer. Sospecha de una mentira descubierta. Pensó: si fué en esta misma casa donde sucedió el evento máximo de nuestras pobres vidas. Decidió: Acepto. Dígame cuándo. Mañana a las 8 de la noche.  Sin decir más nada, el amigo devolvió el camino, ella regresó, ella entró a su casa.

La noche siguiente, a la hora exacta y en punto de las 8, dos personas aguardaban en la puerta de la casa, José Miguel amigo, la bella dama a su lado. Una silueta se delineó en la sombra, transparentes la figura masculine y el alma de la dama, la tomó del brazo, le dijo “Vamos.” Es la hora. Caminaron juntos unos metros hacia el dormitorio, yacieron juntos, se amaron como la primera vez, promesa cumplida. Allí quedaron, allí están todavía, estatua fundida en piedra, eternidad para toda la vida.

EL VIAJE DE REGRESO

Sonó el teléfono, rompiendo su sonido la tranquilidad de la mañana y de la casa. La dama alzó el auricular: Pronto! Soy yo, dijo la voz en el teléfono. No necesitó decir su nombre, ella supo de inmediato quién era. Si? Te llamo para decirte que regreso, Voy, en viaje de regreso, ya estoy cerca, a pocos metros. Después de tantos años? Para mí, no ha pasado el tiempo  Te espero, pues. Abre la puerta, entonces, estoy del otro lado. La mujer sonrió. Ella pensó y se dijo: Por jugarretas como ésta, me enamoré de tí, mi bien amado. Abrió la puerta, estiró los brazos, se fundieron en un abrazo, estatua fundida en piedra y bronce, el oro sobre la almohada.

 

La Casa Frente Al Mar

LA CASA FRENTE AL MAR
o El escondite de Armando
o Armando’s Hideaway

Era una casa de inigualable belleza. Parecía un cuadro de algún célèbre pintor realista. Estaba acurrucada  en un sitio recluído de la playa, difícil acceso, protegida de los vientos del Caribe. Por grandes ventanales de vidrio, de piso al techo, techo doble altura, vidrio por todos los costados, acceso al paisaje, perfecto. Un hombre de mediana edad, barba incipiente, de pie, frente al mar, parece pintarlo, sólo lo contempla. Es la visión de tal belleza, digno motive de pintor paisajista.

La casa es un enclave  autosuficiente, con todos los recursos necesarios para varios meses: abastos, ropajes, útiles, artículos de tocador, todo lo necesario para varios meses  sin salir de casa, sin nada que hacer excepto bajar al mar todas las mañanas, caminar por las arenas de la playa desierta, un kilómetro de ida, otro de vuelta. Ah, ya lo olvidaba, pero ella lo hizo recordar, sonrisa pícara en la cara: también amar a la mujer amada, a orillas del mar.

Siempre es el mar, recordaba un verso célebre,  donde mejor se ama.

Luego, por las tardes, sentarse, cómoda silla de extensión, reclinable, a oír la oración del mar. Y quedar dormidos ambos por el arrullo de las olas suaves.

Hoy ya no queda nadie, la casa ya no está, la playa está vacía. Todo se lo llevó el deslave. No hubo quien quisiera reconstruir la casa ni vivir en ella. Dicen sin embargo, los que dicen cosas, hay noches de luna en la playa,  en la cual se observan dos figuras, hombre y mujer, caminando desnudos por la playa. Los curiosos, aquellos nunca faltan, quienes se acercan a verlos, encuentran sólo la playa vacía, y  sólo dos pares de huellas en la arena. El mar las moja en su área, las huellas no desaparecen. Persisten.  Insisten.  Y hoy, cuando ya no existen ni los protagonistas, ni la casa, sólo se ven las huellas inmortales de un amor inextinguible   Vayan a verlas, ustedes, incrédulos de siempre. Quizás se contagien de amor eterno, único amor. Vale la pena vivir y morir por eso.

KILROY WAS HERE!

Graffiti of the postwar . Years in another era of this poor Humanity,
rotten  airs, beloved countries, beaten continent of my love’s labours
lost. The motto appeared , ubiquitous, malodorous, in every possible
place, corner, surface free of any words, things, clothes hanging,
etcetera.  But nothing, in a wild exercise of imagination, prepared
him for what he saw one day, at the beach, in the beach, in the beach,
over it, under it, wherever his eyes wandere’d : in every woman
getting a suntan,  the omen appeared, clear as the day it was engraved.

But this time it did not say: “Kilroy was here”, it said “I was
here.” Surprise, surprise. I, as in I, me , myself?  But there it was,
written clearly, from thigh to thigh, from side to side, from
trocanter to trocanter. I looked at the girl, recognized her: Good
God, it was her, my wife, the one I left this morning and promised to
pick up at the beach, for lunch.

Was not her  a miracle, a rainbow, a dream?

Yes, she is, said the Raven, and smiled.  A raven smiling, is a miracle, indeed.